5 cosas que aprendimos del primer Nature Investor Circle

2 de octubre de 2023

Los argumentos empresariales para invertir en la naturaleza nunca han sido tan sólidos. 

A medida que la degradación de los ecosistemas de la Tierra plantea riesgos cada vez mayores para las economías de todo el mundo, se ha producido una explosión de interés por los mercados de la naturaleza. Nuevas empresas, tecnologías e infraestructuras financieras están configurando la forma en que estos mercados crean valor económico aprovechando la naturaleza de forma equitativa y regenerativa. 

Los inversores en fases iniciales son fundamentales para que esto sea posible. Sin embargo, hay pocos recursos para ayudarles a superar los complejos retos normativos, financieros y científicos que plantea este nuevo territorio. 

Por eso lanzamos Nature Investor Circle, una nueva comunidad que reúne a inversores en fase inicial, científicos y líderes de opinión para apoyar la innovación y la colaboración necesarias para catalizar inversiones inteligentes en empresas positivas para la naturaleza. 

El primer evento del Nature Investor Circle se centró en los nuevos enfoques y herramientas para cuantificar la biodiversidad y estudió cómo se están integrando estas herramientas en los instrumentos financieros para dirigir el dinero hacia la biodiversidad. 

Si te perdiste el evento o necesitas un repaso, a continuación resumimos las 5 cosas más importantes que aprendimos del primer Nature Investor Circle. 

1. La naturaleza: la nueva clase de activos 

Alcanzar los objetivos fijados por el Marco Mundial para la Biodiversidad requerirá 700.000 millones de dólares al año o, según algunas estimaciones, hasta 1 billón de dólares de financiación adicional para 2030. 

Muy lejos de los 120.000 a 140.000 millones de dólares invertidos anualmente en protección y restauración de la biodiversidad, alcanzar estos objetivos exigirá una escala sustancial y urgente en la financiación de la naturaleza.

Según Martin Stuchtey, fundador del Landbanking Group, tratar la naturaleza como una clase de activos, igual que cualquier otro valor financiero, es un paso fundamental para aumentar la inversión. "Tiene que ser un contrato controlable, un conjunto de derechos que se puedan poseer y, desde luego, tiene que tener un valor económico positivo", afirma Stuchtey. "Eso significa que tiene que haber un mercado en el que se pueda negociar".

Pero, ¿cómo sería este tipo de mercado? Todos los ponentes coincidieron en que, para tener éxito, los mercados de la naturaleza deben ser transparentes, estandarizados, escalables y estar respaldados por datos fiables que garanticen que las inversiones realmente logran lo que se proponen. 

Será esencial apoyar a los inversores en fase inicial. "El sector necesita mucho capital catalizador", afirma Patti Chu, responsable de inversiones de impacto de Silverstrand Capital, un inversor de impacto con sede en Singapur centrado en la biodiversidad. 

Como muchos otros pioneros en este espacio, el Landbanking Group está desarrollando la infraestructura necesaria para establecer este mercado. El primer producto de la empresa, Landler, es una plataforma integral que conecta a las empresas con los administradores de tierras mediante contratos basados en resultados. La solución es beneficiosa para todos. Los administradores de tierras reciben pagos a medida que aumenta su capital natural, y las empresas pueden contabilizar estas inversiones como activos en sus balances. 

2. Los buenos datos son un requisito previo

Un punto central del debate: convertir la naturaleza en un activo comercializable requiere datos sólidos sobre biodiversidad. 

Los contratos entre los inversores y quienes están en primera línea de la conservación de la biodiversidad, como los que facilita la plataforma Landler, deben basarse en el rendimiento para tener impacto. El seguimiento del rendimiento requiere complejas métricas de biodiversidad que midan la salud de la naturaleza en un lugar determinado a lo largo del tiempo. 

En el pasado, las métricas de biodiversidad han tendido a centrarse en uno o unos pocos aspectos de la biodiversidad a expensas de otros. No hay más que ver la creciente reacción contra los programas de reforestación y apicultura para darse cuenta de que dejar de lado la complejidad biológica puede ser más perjudicial que beneficioso.

"El mayor riesgo", explicó Jamie Batho, jefe de personal del Landbanking Group, "es formar mercados de naturaleza de un modo que no sea científicamente sólido, de un modo que canalice el dinero hacia indicadores o resultados que no pretendíamos".

El equipo que está detrás del Índice SEED, un índice de biodiversidad diseñado por destacados ecólogos del Crowther Lab de la ETH de Zúrich, espera corregir los errores del pasado. El índice se basa en enormes conjuntos de datos ecológicos, aprendizaje automático e información por satélite para producir una única medida de la complejidad biológica de cualquier lugar del planeta. 

"Con SEED nos esforzamos por cambiar la forma en que la biodiversidad se tiene en cuenta en los sistemas económicos y políticos", afirma Alexa Firmenich, codirectora de SEED. "Si se van a formar mercados, formémoslos en torno a la ciencia de mejor calidad".   

3. La tecnología está cambiando el juego

Los avances en inteligencia artificial están cambiando rápidamente nuestra capacidad para medir la biodiversidad. "Lo especial de este momento es que por fin estamos desarrollando tecnologías que empiezan a acercarse a la complejidad de la naturaleza", afirma Kevin Webb, cofundador de Superorganism, una de las primeras empresas de capital riesgo del mundo dedicada a la biodiversidad. 

"Los costes de la informática están disminuyendo, por lo que podemos empezar a modelizar el aspecto real de los ecosistemas", explica Webb. "Los costes de la genómica están disminuyendo, por lo que podemos secuenciar no sólo especies individuales, sino poblaciones enteras". 

Nuestra capacidad para medir y controlar la biodiversidad sigue el ritmo de la tecnología. En el pasado, las limitaciones informáticas significaban simplificar nuestra comprensión de la biodiversidad. Ahora, las mejoras en inteligencia artificial, secuenciación del ADN, teledetección y tecnologías de drones hacen que el seguimiento del estado cambiante de la naturaleza nunca haya sido tan barato, rápido y preciso. 

"Podemos empezar a trabajar con la naturaleza tal como es de una forma mucho más inteligente y deliberada", afirma Webb. "Los conservacionistas son increíbles adoptadores de las primeras tecnologías".

4. La justicia social en el centro

Aunque los ponentes se mostraron esperanzados en que la integración de la naturaleza como clase de activo catalizaría una inversión muy necesaria, hicieron una importante advertencia: en la búsqueda de la movilización de capital privado, no debemos olvidar que la biodiversidad es un bien público complejo. 

"Uno de los riesgos es que empecemos a valorar cada vez más la naturaleza y acabemos en un mundo excesivamente mercantilizado, lo que puede dar lugar a muchos problemas de justicia social", afirma Batho. 

Simon Zadek, director ejecutivo de NatureFinance, se hizo eco de esta advertencia. "Sólo tenemos que mirar el gradiente de precios de los mercados de carbono involuntarios, 5 dólares en Oaxaca, 100 dólares en Bruselas, para ver que no son simplemente injustos, son mercados insostenibles".

Esto hace que la gobernanza sea una cuestión de enorme importancia. "La justicia social debe ser un pilar básico de cualquier inversión en la naturaleza", afirma Batho. "La buena gobernanza es una parte enorme para garantizarlo". 

5. "'Muévete rápido y rompe cosas' no se aplica".

Un tema central del acto fue la importancia de la colaboración y la responsabilidad colectiva. 

"La típica actitud de Silicon Valley de 'muévete rápido y rompe cosas' no es realmente aplicable", afirma Webb. "Intentamos aprovechar lo mejor de la ambición de las startups, pero también tenemos en cuenta la experiencia de los conservacionistas". 

Los científicos y académicos desempeñarán un papel esencial en los mercados de la naturaleza, no sólo para orientar la ejecución de los proyectos de conservación, sino también para verificar su impacto. "Los grupos académicos pueden verificar si se ha producido un aumento porcentual de la biodiversidad de forma independiente, por lo que no les beneficia económicamente sobrestimarlo", explica Tim Coles, Director General de RePlanet, empresa británica que desarrolla créditos de biodiversidad. "Esto puede ayudar a evitar una situación, como en el mercado de créditos de carbono, en la que el organismo certificador se ve recompensado por cuantos más créditos reparte". 

Las comunidades emergentes, como Nature Investor Circle, pueden constituir una importante interfaz para la ciencia y las finanzas. Las conversaciones periódicas y abiertas sobre cuestiones complejas de justicia social, equidad y gobernanza pueden ayudar a la comunidad a desarrollar una voz colectiva de cara al futuro. 

"El mayor riesgo es no hacer nada", afirma Batho. "Y tenemos que empezar por pasar de una mentalidad competitiva a una mentalidad de colaboración: este no va a ser un espacio en el que el ganador se lo lleva todo".

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