Nuevo informe: China está ahora a la vanguardia de la respuesta a los retos medioambientales dentro y fuera del país. El objetivo de China de alcanzar las emisiones netas cero en 2060 y la celebración este año del 15º Convenio sobre la Diversidad Biológica establecerán un Marco Mundial de Biodiversidad para después de 2020.
Al mismo tiempo, el país se ha convertido en uno de los principales centros financieros verdes. En 2016, durante su Presidencia del G20, China se comprometió a convertirse en líder mundial en bonos verdes. Desde entonces, ha desarrollado un mercado sofisticado y una arquitectura reguladora, y se ha convertido en el segundo mayor mercado del mundo, con 120.000 millones de dólares en bonos verdes emitidos. Estos avances son especialmente significativos en estos momentos. Muchas economías -y el "capital natural" que sustenta su productividad y resistencia- están sometidas a fuertes presiones. La mitad de los países de renta baja corren un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya lo han contraído, lo que crea la necesidad de un espacio fiscal inmediato y de recursos para impulsar un crecimiento económico integrador. El G20 está avanzando en los debates sobre una serie de soluciones para abordar tanto la crisis de la deuda soberana como la de la naturaleza, y el papel de China como acreedor la sitúa en una posición que le permite participar en los debates sobre la mejor manera de apoyar a los deudores.
Existe una doble oportunidad para integrar los riesgos y oportunidades económicos que plantean la naturaleza y el clima en los mercados de deuda, al tiempo que se impulsa la recuperación económica y se cumplen los compromisos internacionales. En primer lugar, la fijación del precio de la deuda soberana debería reflejar las repercusiones económicas tangibles de la gestión del "capital natural" como motor de la productividad y el desarrollo económicos, por ejemplo a través de la agricultura sostenible y los ingresos turísticos, y al proporcionar resiliencia a largo plazo frente al cambio climático. En segundo lugar, vincular los resultados climáticos y naturales a la emisión de deuda soberana y a las condiciones de pago puede ayudar a los países deudores a capear la actual crisis de la deuda y, al mismo tiempo, respaldar sus esfuerzos por cumplir los compromisos internacionales en materia de clima y naturaleza.
En un nuevo informe publicado hoy, NatureFinance (antes conocida como Finance for Biodiversity (F4B)) expone la oportunidad de que China participe en desarrollos que vinculen deuda y biodiversidad. La aparición de una nueva generación de instrumentos de deuda permitiría a China mejorar el perfil de riesgo de la naturaleza en los mercados de deuda soberana, garantizar resultados que beneficien a los países deudores y promover los objetivos de los compromisos internacionales, al tiempo que desbloquea recursos para satisfacer demandas fiscales más amplias.
El documento defiende un planteamiento igualmente rápido y ambicioso para que China desarrolle bonos de rendimiento natural (NPB). Estos bonos ofrecen una oportunidad clave para que China integre en los mercados financieros la tarificación de los riesgos y resultados relacionados con la naturaleza. De este modo se desarrollarían y ampliarían sus capacidades de mercado actuales y se catalizaría la emisión y negociación de estos instrumentos financieros en los mercados nacionales e internacionales. El informe establece tres pasos prácticos que China podría dar: avanzar en la investigación sobre las perspectivas de los instrumentos de deuda específicos de la naturaleza y los acuerdos de mercado que la apoyan; participar en iniciativas internacionales para avanzar en la integración de la naturaleza en los mercados de deuda; y desarrollar un programa de pilotos nacionales innovadores para apuntalar un papel de liderazgo internacional en la emisión y negociación.
Este informe se ha elaborado como contribución al Estudio de Política Especial sobre Finanzas Verdes del Consejo Chino de Cooperación Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CCICED).