Es un tópico que nuestros esfuerzos por impulsar un cambio catalizador deben avanzar más rápido que las amenazas a las que nos enfrentamos. 2024 ha sido un año difícil para quienes trabajan por un sistema financiero y económico más justo y sostenible, con aumentos de temperatura que empujan al mundo hacia niveles de calentamiento cada vez más peligrosos, cambios políticos que crean nuevos retos para la solidaridad y el multilateralismo, y compromisos de financiación en las dos COP muy por debajo de lo que los países y las poblaciones vulnerables necesitan para hacer frente a las crisis naturales y climáticas.
Sin embargo, 2024 también fue un año de innegables avances en la agenda de financiación de la naturaleza. Desde el lanzamiento del marco de TNFD, pasando por compromisos innovadores en el G20 sobre mejores prácticas para la bioeconomía, hasta importantes acuerdos sobre el uso equitativo de los datos biológicos y la representación indígena en la COP de la Naturaleza de la ONU en Colombia, hasta nuevas normas y formas de valorar y medir la naturaleza, hemos dado pasos importantes.
Diversos agentes de la sociedad civil desarrollaron nuevas normas para ayudar a acelerar las conversiones de deuda soberana en favor de la naturaleza y el clima, y elPanel Consultivo Internacional sobre Biocréditos (IAPB ) publicó su esperado marco para promover mercados de crédito a la biodiversidad basados en principios, de alta integridad e impactantes.
Por supuesto, hay mucho más que contar y NatureFinance -en colaboración con muchos otros- ha participado en muchos de estos avances, lanzando nuevas herramientas, convocando a las partes interesadas, realizando investigaciones y poniendo a prueba nuevos instrumentos para alinear las finanzas con una economía que funcione para la naturaleza, el clima y las personas.