MEDIA ADVISORY: La inseguridad alimentaria provocada por el clima exige una mayor inversión en agricultura regenerativa y tecnologías alternativas
11 de diciembre de 2024
En la última reunión de las Naciones Unidas sobre el clima (COP29), el mundo se encamina hacia un calentamiento de unos 3 ºC. Un nuevo informe de NatureFinance, "Futureproofing Food for a Rapidly Warming Planet", destaca que, en muchas regiones, la agricultura tradicional se verá gravemente afectada por las condiciones meteorológicas extremas, la degradación del suelo y la escasez de agua, y que las técnicas alimentarias innovadoras serán una herramienta esencial para garantizar el acceso continuado de los más vulnerables a alimentos asequibles y nutritivos.
El informe sostiene que los países de renta baja y media serán los más vulnerables a las alteraciones del clima y la naturaleza en un mundo con un calentamiento superior a 1,5 ºC, lo que los expondrá a una mayor fragilidad económica e inseguridad alimentaria a medida que disminuya su capacidad de producir alimentos. La sequía y las inundaciones están afectando profundamente al suministro y los precios del arroz en Asia y Europa. Abordar estos problemas y, en el caso de los cultivos básicos, prevenir una crisis mundial de seguridad alimentaria requiere una doble estrategia para garantizar que nuestro sistema de producción de alimentos pueda mantener a todos en un entorno cada vez más perturbado.
Aunque las inversiones en agricultura regenerativa son fundamentales para proteger y prolongar la vida útil y la productividad de las tierras de cultivo existentes y deben ampliarse, llegará un momento en que ni siquiera estas técnicas basten para superar los retos inducidos por el calentamiento. Para prepararse para ese escenario, NatureFinance ha estudiado qué haría falta para ampliar la financiación de soluciones de producción de alimentos más intensivas en capital y resilientes al clima para países de renta media y baja.
Para que este modelo tenga éxito se necesita una financiación específica significativa para ampliar la innovación y apoyar la agricultura sostenible. NatureFinance ha calculado que la inversión total en I+D necesaria para reducir los costes en los países de renta alta -es decir, para implantar un conjunto de estas tecnologías alimentarias resilientes y adaptativas- se sitúa en torno a los 30.000-65.000 millones de dólares en los próximos 10-15 años.
El término "técnicas alimentarias resilientes y adaptativas" (RAFT, por sus siglas en inglés) se utiliza para describir una serie de enfoques de capital intensivo que van desde técnicas de cultivo vertical y proteínas alternativas hasta otras prácticas agrícolas no convencionales que dependen menos de la volatilidad meteorológica y minimizan el impacto medioambiental. En el mejor de los casos, las RAFT pueden aumentar la producción de alimentos, producirlos haga el tiempo que haga, ubicarse en cualquier lugar y tener importantes beneficios medioambientales.
Julie McCarthy, Directora General de NatureFinance, ha declarado lo siguiente:
"Las prácticas de agricultura regenerativa desempeñan un papel fundamental en la restauración de los ecosistemas al mejorar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad y capturar carbono. Estas prácticas hacen que las explotaciones sean más resistentes a los fenómenos meteorológicos extremos y proporcionan medios de vida sostenibles a las comunidades rurales. Además, la expansión de las tecnologías RAFT podría desempeñar un papel complementario al reducir la dependencia de las tierras agrícolas extensivas. Las nuevas tecnologías pueden aliviar la presión sobre los paisajes naturales, permitiendo la restauración de los ecosistemas y mitigando algunos de los impactos más extremos del cambio climático y la pérdida de naturaleza."
Las primeras experiencias nacionales de países como Singapur, Brasil y Ruanda ponen de manifiesto la necesidad de cooperación internacional, de una reforma generalizada y de una reorientación de las subvenciones agrícolas, así como del uso de nuevos instrumentos financieros como los créditos de naturaleza y carbono, la financiación vinculada al rendimiento y los créditos fiscales, todo ello en función de tecnologías y contextos específicos. Utilizando estos enfoques, sería posible atraer simultáneamente inversiones privadas a gran escala, hacer un uso eficiente de los fondos públicos y reducir el coste de la nutrición suministrada.
"Aunque la transición a las energías renovables de hace veinte años nos ha enseñado algunas lecciones en materia de innovación financiera, la ampliación de RAFT requerirá inversiones estratégicas en I+D, desarrollo de capacidades y estimulación de la demanda del mercado mediante herramientas y una comercialización eficaz. En comparación con los 600.000 millones de dólares de subvenciones públicas que se destinan actualmente a la agricultura convencional, se trata de una cantidad relativamente modesta", añadió Sylvain Coutu, principal autor del informe.
NatureFinance es una organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a alinear las finanzas mundiales con resultados equitativos y positivos para la naturaleza, acelerando así los objetivos climáticos y una transición justa hacia el desarrollo sostenible. Su labor abarca iniciativas que están creando y utilizando datos sobre biodiversidad para gestionar mejor los riesgos relacionados con la naturaleza, desarrollando mercados de naturaleza con fines específicos, impulsando innovaciones financieras, incluso en los mercados de deuda soberana, reforzando las responsabilidades relacionadas con la naturaleza y promoviendo la acción ciudadana sobre la naturaleza. Para más información, visite www.naturefinance.net.