Inclinar los mercados hacia la naturaleza material

6 de abril de 2021

La naturaleza es económicamente productiva y gratificante, concluyó el profesor Dasgupta. Pero si se puede ganar tanto dinero haciendo lo correcto, ¿por qué nuestro capital natural sigue deteriorándose a un ritmo tan rápido, "como si nos sobrara [planeta]", según el Secretario General de la ONU, António Guterres?

Soluciones basadas en la naturaleza es el código del optimista para una triple ganancia: ganar dinero invirtiendo en la naturaleza que apoya nuestros esfuerzos contra el cambio climático. De hecho, desarrollos como los Bonos Soberanos de Rendimiento de la Naturaleza añaden otra ventaja a la hora de mitigar la crisis de la deuda a la que se enfrentan los países en desarrollo cuyas economías han sido golpeadas por la pandemia.

Sin embargo, esta innovación optimista debe situarse junto a la magnitud del reto sistémico. Muchas de las empresas, mercados y economías actuales sólo son viables porque no pagan por el daño que causan a la naturaleza y por sus emisiones que cambian el clima. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó el valor de las externalidades negativas de los sistemas energéticos intensivos en carbono en la asombrosa cifra de 5,3 billones de dólares anuales.

El Banco Mundial calcula que el sistema alimentario, que mueve 8 billones de dólares al año, genera externalidades negativas por valor de 6 billones de dólares, que perjudican principalmente a la naturaleza y socavan los esfuerzos para hacer frente a los retos climáticos.

"Muchas de las empresas, mercados y economías actuales son viables sólo porque no pagan por el daño que causan a la naturaleza y por sus emisiones que alteran el clima".

El problema es sistémico, por lo que nuestras soluciones también deben serlo. La rápida ampliación de las oportunidades rentables debe reforzarse con un planteamiento más sistémico para remodelar los mercados y las economías de forma que se recompensen las inversiones respetuosas con la naturaleza y se penalicen las que la destruyen.

El Grupo de Trabajo sobre Información Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD) es un paso importante en esa dirección, al integrar la naturaleza en la toma de decisiones financieras y económicas. Pero sentar estas bases llevará tiempo, y su impacto será demasiado escaso y tardío si no se complementa con acciones en múltiples frentes.

NatureFinance (antes conocida como Finanzas para la Biodiversidad (F4B)) ha publicado recientemente una respuesta al Informe Dasgupta.

Lo evalúa en función de un marco de actuación establecido en nuestro informe "Aligning Global Finance with Nature's Needs: Un marco para el cambio sistémico".

El marco consta de seis recomendaciones básicas que, en su conjunto, harían que los flujos financieros mundiales fueran en gran medida coherentes con la protección y restauración de la naturaleza:

  1. Divulgar los impactos sobre la biodiversidad: las instituciones financieras deben someter sus balances a pruebas de estrés sobre la naturaleza, y divulgar los impactos reales y previstos sobre la naturaleza, así como los riesgos financieros materiales -el enfoque de "doble materialidad" adoptado por la TNFD.
  2. Avanzar en las opciones de los ciudadanos en materia de biodiversidad: los ciudadanos deben tener el derecho y los medios para expresar y hacer valer sus preferencias en el uso de sus ahorros, pensiones e impuestos, con el apoyo de la ley, como ocurre ahora con los fondos de pensiones de la UE, e impulsados por las innovaciones digitales.
  3. Crear responsabilidad por la biodiversidad: las instituciones financieras, así como las empresas prestatarias, deberían ser responsables de los impactos sobre la naturaleza de las acciones ilegales derivadas de sus préstamos e inversiones, a través de responsabilidades ampliadas reguladas en materia de financiación medioambiental respaldadas por la vinculación de los delitos medioambientales a las normas contra el blanqueo de dinero.
  4. Alinear la financiación pública con la biodiversidad: los organismos públicos deben alinear de forma transparente toda la financiación pública con las políticas y compromisos relacionados con la naturaleza, cambiando las normas de contratación pública, reasignando los cerca de 700.000 millones de dólares anuales de subvenciones agrícolas e insistiendo en que las instituciones financieras de desarrollo del mundo realicen pruebas de estrés natural en sus carteras combinadas de 11,2 billones de dólares.
  5. Alinear la financiación privada con las políticas públicas: los reguladores deben garantizar que las actividades de las instituciones financieras sean coherentes con las políticas y compromisos públicos relacionados con la naturaleza, por ejemplo, estableciendo dicha alineación en los acuerdos de concesión de licencias y en el acceso a las oportunidades de contratación pública.
  6. Integrar la biodiversidad en la gobernanza financiera: las instituciones que gobiernan las finanzas mundiales deben alinear la promulgación de sus mandatos con las políticas y objetivos públicos relacionados con la naturaleza, en primer lugar explicando públicamente los impactos pasados y probables de sus decisiones sobre la naturaleza.

Adoptar este marco de seis partes nos convertiría en campeones y beneficiarios de la economía mundial del mañana, si es que la hay. Lo más importante es que el marco de acción catalizaría y ampliaría el potencial para el tipo adecuado de innovación rentable del mercado, inclinando drásticamente el campo de juego económico mundial a favor de inversiones, empresas y economías respetuosas con la naturaleza.

Publicado por primera vez en Finanzas medioambientales

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